4.10.12

Rutas textiles (1era parte)


por Lesley Millar, marzo de 2006
Traducción: Elsa Manuel
            Lesley Millar es profesora de Práctica de Artesanía Contemporánea en el Instituto Surrey de Arte y Diseño, Reino Unido y ha sido ha practicado el tejido en su propio estudio desde 1975. Sus intereses de investigación son: el textil contemporáneo en Reino Unido y Japón, la artesanía textil, el textil como una intervención en el entorno construido, textil y narrativa, y textil e identidad cultural. Ha trabajado como organizadora y comisaria de exposiciones, especializada en el sector textil desde 1987 y fue directora del proyecto internacional de muestras textiles itinerantes Textural Space (2001), A través de la superficie (2004-05) y 21:21 - la visión textil de Reiko Sudo y NUNO (2005-2007).

1.  Cosas que me han dicho sobre textiles 


                Me han dicho que los textiles tienen poder mágico para enriquecer la vida y ampliar el espacio. Me han dicho que se puede explorar ideas y el sentido de las ideas a través de los textiles y haciendo referencia a la historia cultural, las cualidades históricas y la materialidad.
            Me han dicho que para la mayoría de la gente en el Oriente Medio una pieza de material lo es todo. Es lo que llevas contigo a todas partes, como un nómada. Es tu tienda de campaña de alguna manera. Te protege de todo. Te puedes envolver, puedes dormir en la arena.  Tiene muchos, muchos propósitos, un gran material que no ocupa mucho espacio. Puedes llevarlo en una mano.
              Me han dicho que Dios era un sastre que cortó la figura humana de un paño y sopló vida dentro de él.
            Me han dicho que ahora los textiles se encuentran dentro de los cuerpos humanos como piezas de repuesto, que se puede encontrar para filtración de agua y que puede ser utilizado para GEO-textiles, la tecnología espacial.

            Me han dicho que los textiles tribales contienen memorias de otros tiempos. En Afganistán hay textiles que contienen el patrón del mar. En Afganistán no se encuentra el  mar, pero algunos de los patrones textiles son evocadores del mar.
            Me han dicho que el interior de la prenda está tan cerca, tan íntimamente ligado a nuestro ser, que la memoria vertida en ella es imposible de lavar para desactivarla.
            Me han dicho que hemos nacido sin ropa y terminamos la vida, desnudos, y que los textiles que envuelven nuestro cuerpo se convierten en nuestra identidad entre esos dos hitos. Me han dicho que el placer hacia los textiles es, por encima de todo, un sentido del tacto. Es la razón por la que el textil es parte de la cultura material con la que tenemos una relación más íntima, porque, por supuesto, podemos usar los textiles al lado de la piel, dormimos cubiertos de  textiles y demás.
            Me han dicho que el color es muy importante. Es posible tocar el color en un sentido, porque un rojo muy brillante trabajará de alguna manera sobre usted y sentirá que el color le provocará calor.
            Me han dicho que hay muy a menudo una relación erótica con el sonido de ciertos textiles, el sonido que hacen cuando las personas están caminando; los textiles  caros especialmente hacen un sonido más hermoso. Algunas personas ven los textiles a través del  sonido en lugar de los colores por ejemplo, o a través del tejido.
            Me han dicho que el sonido más hermoso en el mundo es el de un hilo de lino atravesando un tenso trozo de tela estirado sobre un marco, cuando se borda… 'chch'... El sonido es simplemente hermoso.
            Me han dicho que los textiles nos dan dignidad. Los textiles  nos cubren,  pero también nos protegen, podemos decidir con ellos cuánto queremos revelar de nosotros mismos. Cuánto mostramos de nosotros mismos, cuanto dejamos ir, qué queremos verdaderamente expresar, nuestro carácter o en qué grado hemos decidido desempeñar un papel. Los textiles nos permiten todo esto.
            Yo digo que los textiles constituyen la trama de nuestra vida, desde la cuna a la tumba, mediatizando nuestras más tempranas experiencias  y permitiéndonos  el acceso a distantes raíces culturales y recuerdos personales caídos en el olvido. Sin embargo, la familiaridad de su material  causa su propia desaparición,  integrado a la textura de nuestra existencia cotidiana.